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Luis de Valdés

Sales Director de Anfix

En el contexto empresarial actual, al leer “sostenibilidad”, nuestra mente se dirige automáticamente a la sostenibilidad medioambiental. Es lógico teniendo en cuenta que vivimos una emergencia climática, los gobiernos presionan para alcanzar los objetivos climáticos y los stakeholders valoran cada día más los criterios ASG a la hora de invertir o confiar en una empresa. Sin embargo, hay otra sostenibilidad que las pymes no pueden obviar, la financiera. 

Cuidado, ambas acepciones coexisten y se retroalimentan. Las pequeñas y medianas empresas necesitan contar con los suficientes recursos económicos, humanos y técnicos para alcanzar un adecuado funcionamiento que les permita asegurarse su éxito económico y, por supuesto, también climático.  

Los retos de alcanzar un crecimiento sostenible

En este sentido, a las pymes españolas se les presentan un sinfín de retos. Según un reciente informe elaborado por el Consejo General de Economistas de España (CGE) y el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI), para implementar medidas de sostenibilidad, las empresas necesitan más ayudas públicas, que se reduzca el coste de implementarlas y conseguir más recursos financieros y humanos para desplegarlas. Y, cuanto más pequeña sea la compañía, más peso tendrán estas necesidades. 

Abordar dichos retos pasa, obviamente, por el apoyo público, pero también por un cambio de cultura empresarial. Me refiero al compromiso del liderazgo, que debe actuar como agente de cambio, facilitando políticas a nivel de organización dirigidas a impulsar esa sostenibilidad, llamémosle, en 360 grados.

La digitalización como motor de sostenibilidad

Pero, ¿qué deben incluir estas políticas? Uno de los elementos más importantes es la transformación digital, motor fundamental del crecimiento sostenible de las pymes. Y es que la digitalización nos permite incrementar los ingresos y la productividad, reducir costes, mejorar la experiencia de clientes y empleados y aumentar la eficiencia de las operaciones, minimizando, así, el impacto de nuestra actividad sobre el medioambiente.

Os pongo como ejemplo el área financiera, pero podríamos trasladarlo a cualquier otro nivel de la organización. Al integrar herramientas digitales podremos hacer un buen uso de la contabilidad, incrementando el control y la transparencia sobre la información contable. Esto, unido a la automatización de las tareas más rutinarias, nos dará una mayor resiliencia, mejorará la toma de decisiones y liberará a nuestro personal para que pueda centrarse en tareas más estratégicas.

Es cierto que abordar esta transición puede ser abrumador para muchas pymes. Un informe del Centro para la Educación y Capacidades Financieras del BBVA afirma que la digitalización es uno de los grandes desafíos financieros que enfrentan las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, también indica que es un aspecto clave para su avance financiero. En pocas palabras: el esfuerzo vale la pena. 

Y no hay que olvidar que, con los aliados adecuados, el camino se allana. Ni la oportunidad que suponen los Fondos de Recuperación Europeos, para los que sostenibilidad y digitalización son vectores clave. Hasta tal punto que a ellas van destinados el 35% y el 33% del total, respectivamente. No tengo ninguna duda, la recuperación de las pymes será digital y verde. Y está más cerca que nunca.