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Thomas Courtois

Presidente de Nickel

Para muchos de nosotros, el término “remesas” no tiene por qué resultarnos familiar. Sin embargo, para millones de personas en el mundo es sinónimo de compartir y ayudar. “Remesas” o “remesas internacionales” es el término que se utiliza para denominar a las transferencias de dinero que personas que han emigrado hacen a sus familiares y allegados. Estas remesas se envían durante todo el año, pero quizás sea en estas fechas cuando adquieren más valor emocional, tanto para los que envían como para los que reciben.

Para los países de origen, el influjo de dinero es tal que tienen un impacto directo en el crecimiento económico. Las cifras del Banco Mundial son claras. Las remesas resistieron bien en 2020, pese al frenazo global inducido por la pandemia, y acusaron una pequeña caída de apenas el 1,7% en comparación con el año anterior. En el conjunto de este año 2021 se espera que las remesas a países de renta media y baja crezcan un 7,3% y superen más de 520.000 millones de euros, y para 2022, la institución pronostica un nuevo incremento, esta vez del 2,6%.

Si nos fijamos por países y regiones, las remesas son un componente esencial de sus economías y un bien muy preciado para millones de familias. El reciente informe de Integración Regional de la Unión por el Mediterráneo y la OCDE subrayaba que las remesas suponen en promedio el 10,4% del PIB en los Balcanes Occidentales, y el 7,8% en el norte de África y Oriente Medio. Estos datos demuestran la necesidad que suponen en la economía de muchos países, en contraposición con la cifra de la UE, donde las remesas representan apenas un 0,8%.

El volumen de las remesas es tal, que en 2021 se espera que, por segundo año consecutivo, superen la suma de la inversión extranjera directa y las ayudas al desarrollo en los países de renta media y baja. Además, desde hace varios años, España es uno de los países que más remesas emite tanto a nivel europeo como mundial. Con todos estos datos en la mano, es evidente que las entidades financieras deben tener en cuenta que, para miles de sus clientes, este servicio es tan básico y cotidiano como las transferencias ordinarias. 

Para muchos, las remesas son el sostén y la esperanza de sus familias; son la razón por la que emigraron. Llama la atención que, para ser un servicio tan extendido y tan vital, los costes asociados sean tan altos cuando se realiza a través de la banca tradicional. Además, exigen que los beneficiarios tengan a su vez una cuenta bancaria en su país, lo cual, lamentablemente, excluye a muchos.

Es urgente democratizar el acceso a los servicios bancarios. Y esto vale tanto para las economías emergentes, donde millones de familias padecen exclusión de este tipo de servicios, como para el caso europeo. Aquí en España, el turbulento panorama de fusiones bancarias y digitalización de servicios amenaza con aumentar la exclusión financiera. Además, diversas asociaciones y ONGs no se cansan de denunciar que muchas personas se están quedando fuera del sistema financiero porque encuentran demasiadas trabas para que les abran una cuenta corriente. Tener una cuenta es la diferencia entre vivir en la vulnerabilidad y sin perspectivas de progreso, y vivir una vida normal y digna en nuestro país.

La esperanza está puesta en impulsar nuevos modelos de servicios bancarios, que no dejen a nadie atrás. Estos modelos alternativos pueden actuar como agentes de inclusión, como la cuenta Nickel, que tiene el compromiso de ayudar a que todo el mundo pueda tener una cuenta que les permita vivir en nuestro país dentro del sistema financiero, con sus obligaciones y sus derechos. Muchos de ellos van a necesitar enviar dinero a casa, así que por eso hemos integrado el servicio de Ria Money Transfer en nuestra app, para que puedan hacer sus remesas de forma cómoda, segura y con tarifas más asequibles. Para que a quien no pueda pasar estas Navidades con sus familias, al menos no les cueste mucho enviar su ayuda.