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Esther Lozano

Technical Manager de Euro-Funding

El pasado 13 de abril se hacía público el primer borrador de la convocatoria de subvenciones para el sector del textil, la confección y el calzado, en el marco del PERTE de Economía circular. La cuantía total de esta convocatoria asciende a los 75 millones de euros.

La llegada de fondos europeos se esperaba “como agua de mayo” por parte del sector textil. Hay que recordar que en 2021 el sector se movilizó y creó el Observatorio de Textil, Moda y Calzado con el objetivo de conseguir su propio PERTE y alcanzar una financiación cercana a los 12.000 millones de euros de los fondos NextGenerationEU. Detrás de este proyecto se encuentran decenas de organizaciones de la industria, impulsadas por el Consejo Intertextil Español (CIE) y la Confederación Moda España. Sin embargo, el Gobierno optó finalmente por incluir al textil dentro del PERTE de Economía Circular situándolo como uno de los sectores clave, junto con el plástico y los bienes de equipo para renovables. El PERTE, aprobado en marzo de 2022, movilizará 492 millones de euros y tiene como objetivo crear 280.000 empleos (directos, indirectos e inducidos).

Así pues, se han fijado tres objetivos clave dentro del textil: incorporar materias primas con bajo impacto; invertir en infraestructuras y tecnologías de reutilización y reciclaje; y mejorar la trazabilidad de productos y materias. En esta convocatoria, serán subvencionables proyectos y actuaciones que contribuyan de forma sustancial a mejorar la sostenibilidad y circularidad de los procesos industriales y empresariales del sector textil. 

¿Es esta la oportunidad de recuperar el textil español? Si echamos la vista atrás, España fue un país con una importantísima industria textil. Regiones como Cataluña, Castilla-La Mancha o Galicia albergaron grandes concentraciones de empresas que situaban a España como uno de los principales productores de moda y calzado a nivel internacional. Sin embargo, a finales de los 90 muchas empresas se vieron obligadas a cerrar ante la imposibilidad de competir con los costes de producción que se manejaban en otros países. Esta tendencia continuó durante la primera década de los 2000. 

Pero el contexto actual hace que muchas empresas quieren devolver la producción a España. Y en ello tiene mucho que ver la sostenibilidad y las nuevas normativas que rodean a la industria. Este es un objetivo que está presente en todos los sectores, pero en el caso del textil, con mayor motivo, ya que siguen siendo una de las industrias más contaminantes. Contar con una producción local supone, para empezar, reducir enormemente la huella de carbono derivada del transporte de mercancías. También, tener un mayor control sobre la gestión de residuos derivados de la fabricación de las prendas, además de poder garantizar condiciones laborales de las personas que trabajan confeccionando las tiendas.

Por otro lado, el consumo de moda ha cambiado respecto a años anteriores. Poco a poco el consumidor se está alejando de las producciones masivas y comienzan a buscar productos diferentes. A ello se le suma también la inmediatez. Las firmas no pueden arriesgar toda una temporada a una colección. Tienen la necesidad de adaptarse y tener proveedores de cercanía hace que sea mucho más fácil llevar a cabo estos cambios. En esto también tiene mucho que ver la experiencia vivida en la pandemia, cuando el cierre de fronteras hizo que muchas empresas tuvieran que buscar nuevos proveedores en tiempo récord para sacar adelante sus colecciones, a la vez que adaptar las que ya tenían a las nuevas circunstancias.

Además del PERTE de Economía Circular, otros tres PERTE serán de claro interés para el sector: energías renovables descarbonización y digitalización del ciclo del agua.

De este modo, la llegada de la financiación europea puede ser la oportunidad que necesitaba el sector para recuperar gran parte de su tejido empresarial y adaptar los modelos de producción vigentes al contexto actual.