Seis indicadores para evaluar un proceso de transformación digital

Tecnología | España | Redacción | 17 de noviembre de 2021

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La revolución digital en todos los sectores es un hecho. La crisis provocada por el coronavirus ha hecho que se acelere la incorporación de la tecnología en todo el panorama empresarial. En los últimos meses, se ha dado un uso más intensivo de las herramientas digitales. Según un estudio publicado por la escuela de negocios EADA el 88% de las organizaciones reconoce que han acelerado su digitalización para dar respuesta a los nuevos desafíos que plantea la crisis sanitaria.

Sin embargo, tal y como destaca Jordi Martínez Barranco, miembro de LiceoTIC, ese proceso de digitalización es un proceso complejo. Es importante planificar bien y comunicar claramente qué es necesario cambiar y qué beneficios generará en cada área de la empresa. Pero, además, también es importante analizar los resultados a través de una serie de indicadores de transformación digital, ya que de este análisis dependerán las decisiones que se tomen en el futuro. No existe una definición cerrada para establecer los KPI de transformación digital. Sin embargo, sí existen unas cuantas cuestiones que pueden plantearse con el fin de evaluar este proceso. ¿Cuáles son esos indicadores?

  1. Agilidad del cambio: En primer lugar, se debe medir si se están cumpliendo los plazos planteados para realizar los cambios previstos o si se están produciendo retrasos. En este último caso, habrá que analizar cuáles son las causas de estos retrasos (problemas técnicos, resistencias del personal…) para poder resolverlos. “No olvidemos que uno de los objetivos de la transformación digital debe ser la adopción de procesos más ágiles y flexibles, por lo que el tiempo que se tarda en llevar a cabo estos procesos es una métrica fundamental para evaluar la transformación digital” afirma Martínez.

  2. Integración de la estrategia digital con la general: La transformación digital debe impactar en toda la empresa con el fin último de modificar su cultura y su forma de trabajar. Por ello, no puede ser un proceso aislado. Debe integrarse con la estrategia general de la empresa. Además, esta transformación debe servir para conectar los distintos objetivos particulares de cada área o departamento y conseguir que todos trabajen alineados con la estrategia general de digitalización y puedan colaborar unos con otros más fácilmente.

  3. Competencias digitales: Por más soluciones de software que se implementen, no se puede digitalizar una empresa si su personal no dispone de las competencias requeridas. Así pues, es necesario, por una parte, evaluar si los empleados necesitan algún tipo de formación o actualización para poder seguir la estrategia de digitalización marcada por la organización y, por otra, decidir si hay que incorporar a nuevo personal atendiendo a las nuevas características de la empresa.

  4. Adopción por parte de los trabajadores: “La transformación de la empresa implica necesariamente la transformación de las personas que trabajan en ella” afirma Martínez. Por ello, es fundamental comprobar si los avances que se van realizando están siendo utilizados por los trabajadores, si los nuevos procesos están resultando tan útiles como se había planificado y si están satisfechos con ellos. La digitalización de la organización es un proceso vivo que no puede considerarse concluido, por lo que el compromiso de los miembros de la entidad con la misma es fundamental.

  5. Satisfacción del cliente: Se dice que toda transformación digital debe estar enfocada al cliente, a mejorar su satisfacción y su experiencia. Así pues, hay que analizar si se ha puesto a los clientes en el centro de toda la estrategia y si los cambios introducidos están dando resultado.

  6. Reducción de costes: El fin último de la transformación digital, como el de todo cambio que se lleve a cabo en cualquier empresa, es reducir los gastos y mejorar la productividad y la rentabilidad. “Si los procesos ya digitalizados no están contribuyendo a reducir los gastos administrativos, los costes operativos y los costes de adquisición de clientes, entre otros, será necesario replantearlos” comenta el experto.