Inversión en renovables para estimular la recuperación económica de España

Actualidad | España | Redacción | 27 de abril de 2020

Paneles solares

El año 2020 estaba destinado a ser un punto de inflexión para el clima y el desarrollo sostenible, tal y como se anunciaba en la pasada COP25 bajo el lema “es tiempo de actuar”. Sin embargo, la crisis sanitaria mundial sin precedentes provocada por la COVID-19 ha cambiado los planes de la economía global, interrumpiendo las tendencias y poniendo en peligro las inversiones en energía renovable, a pesar de su solidez como activo de inversión, frenando en seco la hoja de ruta descrita en la cumbre mundial celebrada en diciembre.

Las consecuencias económicas de la pandemia son de largo alcance, con un gran impacto también en el sector de las energías renovables, que ya se enfrenta a un escenario de escasa demanda y falta de inversión. La Agencia Internacional de Energía[1] (AIE) ha advertido ya de que las inversiones en proyectos de energía renovable se verán gravemente afectadas, lo que frenará la transición hacia una economía baja en carbono, instando a los gobiernos a evitar que esto suceda mediante el incentivo de inversiones que impulsen el crecimiento económico. Así, los objetivos para 2030 y el Acuerdo de París deberán seguir en la agenda de los diferentes gobiernos durante este periodo revuelto, alineando así las soluciones a corto plazo para la crisis de la COVID-19 con los objetivos climáticos y de desarrollo a mediano y largo plazo.

Los planes de estimulación de la economía para contrarrestar la crisis pasan por considerar la economía, la sociedad, la energía y el medio ambiente como parte de un sistema holístico, mediante una transición energética basada en energías renovables que ayude a revivir la industria, creando nuevos empleos y aumentando los ingresos locales en los mercados de energía. Para ello, es imprescindible impulsar el desarrollo y la integración de las tecnologías de energía limpia, acelerando el cambio hacia una economía sostenible y descarbonizada. El Plan Nacional Integral de Energía y Clima (PNIEC), que el Consejo de Ministros ha enviado a Bruselas este mes, funcionará como el nuevo “Acuerdo Verde” para reactivar la economía desde que el estado de alarma fuese decretado. El plan estima la movilización de 241.400 millones (80% de iniciativa privada y un 20% de las administraciones públicas, incluyendo financiación europea) entre 2021 y 2030 para el impulso de las renovables, medidas de ahorro y eficiencia, electrificación y redes, y pretende crear entre 250.000 y 350.000 empleos.

Tecnología digital para asegurar las inversiones en renovables
De cara a salvaguardar y fomentar las inversiones en el sector renovable, se precisa de la ayuda de tecnología. La apuesta por la transición digital del sector, llevada a cabo por compañías IntelliTech como Kaiserwetter, permite encontrar las respuestas adecuadas respecto a la increíble perturbación económica causada por la COVID-19. Los inversores y las instituciones financieras pueden aprovechar las modernas plataformas de inteligencia artificial basadas en la nube para analizar la gran variedad de datos procedentes de los diversos activos del IoT y, de este modo, informarse sobre decisiones igualmente diversas. ¿De qué otra manera podría una empresa adaptarse al reto que supone esta crisis mundial para la resistencia a la tensión de toda su cadena de valor? 

El internet de las cosas (IoT) y la inteligencia artificial permiten aumentar la resistencia de las inversiones en activos energéticos y así asegurar estas inversiones.  Esto es lo que consiguen plataformas en la nube como ARISTOTELES recolectando y estructurando todos los datos (hasta 150 parámetros en cada medida) provenientes de cualquier parque eólico y solar a nivel mundial y en tiempo real, lo que permite gestionar carteras de activos de energías renovables a base de analizar estos datos. De este modo, la inteligencia de datos derivada algorítmicamente de los datos generados por los sistemas de IoT, permite evaluar el rendimiento de los activos y las vulnerabilidades de los servicios sin la necesidad de enviar técnicos humanos.  

Así no sólo resulta más fácil alcanzar los objetivos del PNIEC y estimular la economía después de la crisis provocada por la COVID-19, sino que tenemos también la oportunidad de sacar las conclusiones correctas de la crisis actual, siendo una de ellas aprovechar la conectividad digital para aumentar la resistencia de las inversiones y la continuidad del negocio.