Relatos de lo inesperado: ¿la inflación es indomable?

Redacción | 13 de marzo de 2023

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Todo apunta a que la inflación será persistente y los tipos de interés seguirán subiendo, lo que plantea un entorno bastante complicado para muchos activos de riesgo.

En uno de sus macabros relatos, Roald Dahl cuenta la historia de un pasajero de un crucero que apuesta una cantidad que no puede permitirse perder sobre cuántas millas viajará el barco ese día. Cuando se da cuenta de que navegan demasiado rápido, decide saltar por la borda para que tengan que volver a rescatarlo. El hombre se asegura de que una anciana vea como se tira al agua, pide auxilio y mueve los brazos con desesperación para llamar su atención, mientras el barco se aleja. Por desgracia, la anciana está senil. «¡Qué hombre tan amable! Me saludaba con la mano», le explica a su cuidadora, que le regaña por haber salido sola.

Esta historia, y ese pasaje en concreto, nos vino a la mente durante la elaboración de las nuevas previsiones a 12 meses de DWS, algunas de las cuales se resumen en nuestro Gráfico de la Semana. Nuestro escenario principal es que la mayoría de los mercados desarrollados probablemente experimentarán una recesión muy leve o un periodo de débil crecimiento que vendrá seguido de una recuperación moderada. En el caso de China, anticipamos un fuerte rebote en 2023, liderado por el consumo y los servicios, similar al que vivieron otras economías tras el fin de las restricciones ligadas al covid, pero también prevemos numerosos retos a medio plazo.

El aspecto más importante para los mercados financieros es que, en nuestra opinión, la inflación será persistente y los tipos de interés seguirán subiendo. Existe el riesgo de que la Reserva Federal (Fed) suba sus tipos más de lo que prevemos si la economía estadounidense se mantiene tan robusta como hasta ahora. Esta situación plantea un entorno bastante desafiante para muchos activos de riesgo, como refleja el pequeñísimo aumento de precios, inferior al 5%, que prevemos para el índice S&P 500. Este aumento es algo mayor en el caso de Europa y los mercados emergentes (al igual que las rentabilidades por dividendo). Estas dos regiones, además, presentan algunas oportunidades interesantes tanto en renta fija como en renta variable.

A tenor de esto, desde DWS seguirán informando a este medio más en detalle de las perspectivas para las distintas clases de activo en los próximos informes trimestrales. Pero, si nos quedamos solo con la foto general, es indudable que las cuatro primeras columnas de nuestro gráfico nos habrían resultado sorprendentes en, por ejemplo, 2019. Un crecimiento del PIB anémico acompañado de unas tasas de inflación desbocadas, y no solo según los estándares de la década de 2010. Que los tipos de interés de referencia superen con creces los rendimientos del treasury y el bund a 10 años sugieren claramente que quien realizó estas previsiones espera que los tipos de interés acaben reduciéndose. Y, de hecho, así es. Pero, al igual que la Fed, no podemos saber con certeza cuánto tardará en moderarse la inflación a medida que los problemas de oferta se solucionen y notemos todo el impacto de la restricción monetaria aplicada hasta ahora.

Lo que nos lleva de vuelta a la historia del barco. Ahora mismo, se mueve demasiado rápido. Los principales bancos centrales del mundo, sobre todo la Fed, con Jerome Powell al frente, se han tirado al agua en lo relativo a cuánto y a qué ritmo subirán sus tipos de interés. Últimamente, han estado agitando los brazos, a veces con desesperación, para avisar al mercado de que harán lo necesario para devolver la inflación al objetivo del 2% y que los inversores no deberían celebrar antes de tiempo. Sin embargo, hasta hace muy poco, muchos participantes del mercado, al igual que la anciana de la historia y su cuidadora, han hecho caso omiso de estos avisos. Ya solo eso nos hace ser muy prudentes. Puede que la historia acabe bien, pero nos parece demasiado pronto para arriesgarnos y confiar en que los bancos centrales siempre tomarán la decisión más correcta sin que los mercados acaben perdiendo la cabeza en algún momento.