3 estrategias empresariales para reducir el impacto de la inflación en los empleados españoles

Redacción | 19 de enero de 2023

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La retribución flexible genera beneficios fiscales para los trabajadores sin que suponga un aumento de los costes salariales para la empresa

La inflación ha sido una de las palabras más buscadas en Google durante los últimos meses y un motivo de preocupación para no pocos ciudadanos. La subida generalizada de los precios, con especial impacto en la gasolina, el gas, la electricidad y los alimentos ha impactado de manera notable en el bolsillo del los españoles en el ultimo año.

La inflación interanual de España se situó en diciembre en el 5,6 %, la más baja de la Eurozona, según la estadística preliminar publicada por la oficina europea Eurostat. Según este organismo, la inflación interanual de la eurozona ha descendido hasta el 9,2% en el último mes debido a la evolución de los precios energéticos, que se han encarecido un 25,7% en diciembre, una cifra excesivamente alta, pero bastante inferior al 41% del mes de octubre, así como los alimentos no elaborados, que se sitúan en el 12% frente al 13,8 % del mes anterior. Un pequeño alivio que no exime a las compañías de tomar medidas para atajar el problema y minimizar el impacto que genera la inflación en sus empleados.

En este contexto, Edenred, líder global en soluciones de pago para empresas, ha recopilado las tres estrategias empresariales claves que las compañías pueden acometer para reducir el impacto de la inflación en los trabajadores españoles.  

  1. La retribución flexible. El aumento del IPC unido a la necesidad de retener talento, está provocando la revisión de las politicas retributivas de las empresas. La retribución flexible está experimentando un crecimiento en los últimos años ya permite a la empresa mejorar el paquete retributivo de sus empleados y al empleado rentabilizar su salario al máximo. Mediante este mecanismo, el trabajador obtiene una exención fiscal total o parcial en el IRPF, a través del pago regular de productos cotidianos como es el caso del transporte, la guardería o la comida. Es decir, destina parte de su salario bruto al consumo de productos o servicios a un precio inferior al de mercado. Además, este sistema también beneficia a la empresa ya que no implica un aumento de los costes salariales.

    Esta opción, que es voluntaria, permite al trabajador adaptar su retribución a sus necesidades personales y familiares a través de la individualización, rentabilizando al máximo su salario por las ventajas fiscales que obtiene gracias a estos servicios.
     

  2. Los beneficios sociales. Las organizaciones también pueden contribuir a aliviar la perdida de poder adquisitivode los trabajadores, a través de los beneficios sociales. Se retrata de retribuciones no dinerarias como parte de pago por el trabajo que realizan para evitarles preocupaciones u optimizar su salario. No obstante, estas prestaciones, que no son acumulables ni sustituibles por dinero, no tienen una naturaleza jurídica remuneratoria, por lo que no se pueden hacer sobre ella deducciones ni aportes.

    Estos beneficios, que pueden presentarse en forma de ticket restaurante, formación o programas de alimentación saludable, entre otros, repercuten en la satisfacción del trabajador con su organización y en una mejora de su bienestar y calidad de vida.
     

  3. Reformulación de estrategias. En un contexto de competitividad extrema en el mercado, donde el consumidor va a buscar siempre la oferta que mejor se adapte a su bolsillo, y que no reduzca la calidad en la medida de lo posible, se puede hacer frente a la inflación con una reformulación de estrategias. Quizás el momento actual sea el adecuado para ajustar precios u ofrecer nuevos servicios con el objetivo de ampliar la cartera de clientes y de optimizar tanto gastos como ingresos.

Para Stanislas De Bourgues, CEO de Edenred en España “iniciativas como el impulso de la retribución flexible son bastante efectivas para hacer frente a la inflación y a la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Con estos productos, que se aplican a actividades necesarias en el día a día de los trabajadores como las comidas, el transporte para desplazarse a la oficina o el bono de la guardería de sus hijos, el empleado obtiene importantes beneficios fiscales, que se traducen en un aumento del salario neto al final de año. Constituye, por lo tanto, un ahorro importante, en unos tiempos en los que tiene que pagar más por la cesta de la compra, la factura de la luz o el repostaje de gasolina”.