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Marcos Fábregas

Country Director de Eaton Iberia

Las empresas de toda Europa se enfrentan al invierno con grandes interrogantes sobre la estabilidad de los precios de la energía. En este contexto, los líderes de negocio prestan especial atención a las dificultades que plantea la volatilidad de los costes de la energía y muestran preocupación por la resiliencia de la red eléctrica. 

Los mercados energéticos europeos atraviesan una situación extrema. Muestra de ello son las recientes noticias sobre inminentes apagones publicadas en medios de comunicación de Austria y Suiza, así como la presión de los precios, que ha obligado a algunos de los proveedores de energía más pequeños del continente a dejar de operar.

Si bien podemos decir que las noticias sobre posibles apagones son exageradas, ya que la red eléctrica en Europa es robusta y la mayoría de los países poseen herramientas para la gestión de la demanda que hacen poco probable un apagón prolongado, es cierto que muchas compañías no estaban preparadas para afrontar las fuertes subidas de precios.

Los datos de Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea, muestran cómo los precios del gas y la electricidad se han mantenido notablemente estables durante gran parte de la última década, especialmente en los cinco años previos a 2019, por lo que es fácil entender por qué se ha producido cierta complacencia en este aspecto. 

¿Qué causa las turbulencias?

Aunque la pandemia del COVID-19 ha provocado fluctuaciones inusuales de los precios, que deberían empezar a estabilizarse, no existe una cura rápida para los males que aquejan a la industria energética europea. El continente se enfrenta a un complejo entramado de problemas que difícilmente se resolverán con rapidez, lo que implica que la volatilidad de los precios se mantendrá en el futuro inmediato.

Las recientes y continuas subidas de precios están relacionadas, en cierta medida, con el aumento desigual de la demanda conforme los países europeos van saliendo de la crisis del COVID-19, cada uno con su propio ritmo de recuperación. Por otro lado, los precios del gas natural se han disparado y han alcanzado niveles hasta seis veces superiores a los del mismo periodo en 2020. 

Parte de esta situación se debe a la menor disponibilidad de gas, que se utilizó más de lo habitual debido a un clima especialmente frío en gran parte de Europa el pasado invierno, y que se ha visto afectada también por la reducción del suministro de gas ruso.

El resultado de todo esto es una considerable disminución de las reservas de gas natural en la UE, que han caído hasta un 25% desde el invierno de 2020. Como una parte de la electricidad europea se genera a partir del gas natural, esto ha repercutido en su precio.

Aunque los gobiernos de toda Europa han intentado aliviar la presión de los precios de la energía sobre los usuarios domésticos y empresariales con una serie de subvenciones locales y rebajas de impuestos, no podemos obviar que la tendencia subyacente de los precios tanto del gas como de la electricidad es al alza.

El efecto de los proyectos de descarbonización

Otra de las causas de estos problemas, que podría resultar difícil de solventar, es la necesidad de inversión pública y privada en proyectos de descarbonización para cumplir con los objetivos de reducción que son obligatorios, o lo serán, en toda Europa. 

Los gobiernos de todo el mundo se han dado cita recientemente en la cumbre sobre el clima COP26 de las Naciones Unidas en Escocia para acordar objetivos globales de reducción de las emisiones de carbono. Inevitablemente, se ha hablado del papel que desempeñarán las energías renovables, como la eólica, la solar y la hidráulica, para satisfacer la creciente demanda de energía.

Queda claro que las energías renovables serán clave para la descarbonización en la mayoría de los países europeos, y es aquí donde entra en juego la cuestión de la resiliencia de la red. La transición a las energías renovables será probablemente desigual, ya que el proceso de cierre de las centrales eléctricas de carbón y gas eliminará rápidamente gran parte de la capacidad de generación.

A medida que se conectan a la red nuevas fuentes de energía, como los parques solares y eólicos, pueden surgir problemas con la capacidad de la red. Esto significa que la infraestructura física, las propias líneas eléctricas, deben actualizarse para aumentar su capacidad para gestionar los nuevos suministros de energía. Estamos hablando de un proceso largo y costoso.
Aunque la mayoría de los países cuentan con mecanismos para hacer frente a la escasez de energía, como los contratos de electricidad interrumpible que reducen la demanda de los principales usos cuando surge la necesidad, es cierto que el cambio a las fuentes renovables comerciales podría ser un camino lleno de baches, sobre todo a medida que aumente la demanda de energía debido a la electrificación de la calefacción y el transporte.

Cómo el sector coupling  o concepto de acoplamiento puede aliviar la tensión

La transición energética es cada vez más innegociable en Europa, y está siendo impuesta de diversas formas por los gobiernos de dentro y fuera de la UE, y en prácticamente todos los sectores de la economía. Los edificios, el transporte y la industria se ven afectados, siendo el cambio de los vehículos de combustible fósil a los eléctricos el más destacado.
El sector coupling es el término que describe cómo los sectores consumidores de energía pueden vincularse con los sectores productores para aprovechar al máximo toda la energía disponible, especialmente la renovable. Es esta vinculación la que puede ayudar a las empresas a adoptar una nueva estrategia frente a la volatilidad de los precios de la energía. 
Nuestro enfoque de la transición energética, que hemos presentado recientemente, «Buildings as a Grid», une las necesidades energéticas de los edificios y los vehículos eléctricos con la generación de energía renovable in situ, y se basa en este “acoplamiento de sectores”.

A nivel empresarial, la idea de “Buildings as a Grid” implica que las organizaciones pueden utilizar el almacenamiento de energía controlado de forma digital para gestionar la energía y reducir los costes dentro de los límites de su edificio o instalaciones. En su forma más básica, el enfoque consiste en coger la energía fuera de los picos de la red y almacenarla para utilizarla cuando se necesite. Esto es algo que puede hacerse rápidamente, sin necesidad de mejoras en la red.

Pero el enfoque “Buildings as a Grid” es mucho más que eso. Se trata de una aproximación verdaderamente estratégica porque prepara el camino para la transición energética, adaptando los edificios para un futuro energético más allá de los combustibles fósiles y, dado que la forma exacta de ese futuro aún no está clara, se trata de un concepto muy flexible. “Buildings as a Grid” no consiste en un producto ni en un sistema único, lo llamamos «enfoque» porque será diferente para cada empresa que lo adopte.

Por qué es importante la parte «detrás del contador”

El sector energético denomina «detrás del contador» a todo lo que es responsabilidad de los usuarios de energía, desde la maquinaria hasta la calefacción y la iluminación, pasando por la recarga de vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía.

Detrás del contador las empresas tienen el control. Aquí es donde pueden definir su propio enfoque de la gestión de la energía para ahorrar dinero, aumentar la resiliencia e impulsar la eficiencia energética. El almacenamiento de energía y las energías renovables in situ son herramientas clave que pueden elegir para combatir los altos precios de la energía a corto plazo y crear un mayor grado de autosuficiencia a medio y largo plazo.

La transición a los vehículos eléctricos será una de las tendencias que marquen esta década. BloombergNEF, principal proveedor de investigación sobre energías limpias, afirma en su informe Perspectivas del Vehículo Eléctrico 2020 que está previsto que el número de vehículos eléctricos en el mundo pase de 8,5 millones en 2020 a 116 millones en 2030. 

A medida que un mayor número de conductores se pase a los vehículos eléctricos, aumentarán también las necesidades de carga. Esto significa que las instalaciones que albergan servicios empresariales, comerciales, educativos, gubernamentales, sanitarios o de ocio, entre otros, tendrán que proporcionar carga de VE, al igual que las empresas que poseen o gestionan edificios de apartamentos residenciales.

Los edificios con una estrategia “Buildings as a Grid” pueden gestionar flujos de energía bidireccionales, incluyendo el flujo de energía entre los vehículos eléctricos y los edificios para aprovechar al máximo la capacidad de sus baterías. Esto puede ser muy eficaz en las instalaciones con grandes aparcamientos de vehículos, y especialmente valioso como parte de una estrategia de carga de flotas de vehículos.

El incierto panorama energético ha hecho que muchos empresarios se planteen cómo proteger sus negocios de las subidas de precios y posibles apagones, y reflexionen sobre qué pueden hacer para gestionar la energía y cumplir los objetivos de descarbonización. En este sentido, la electrificación se plantea como una opción viable para el futuro inmediato.