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May López

Directora de Desarrollo y portavoz de Empresas por la Movilidad Sostenible

Que la movilidad está evolucionando a gran velocidad, es una realidad. De hecho, el ‘tsunami normativo’ tanto a nivel europeo como nacional, los cambios de hábitos de movilidad y también de consumo, además del entorno geopolítico y geoeconómico en el que nos encontramos, están propiciando que más que una evolución estemos viviendo la revolución de la movilidad. 

Una revolución que requiere de la adaptación de todo tipo de organizaciones. No en vano, todas las organizaciones mueven directa o indirectamente personas y mercancías, demandando y generando una movilidad para poner su producto o servicio en el mercado. 

Uno de los cambios normativos que más está impactando en este sentido es el compromiso de descarbonización del sector, que se ha materializado con la reciente ratificación del Parlamento Europeo de los objetivos sobre reducción de emisiones y la prohibición de vender turismos y furgonetas nuevos que emitan CO2 en tubo de escape a partir de 2035, o la reciente propuesta del objetivo de reducción de CO2 del 90 % para los vehículos pesados en 2040, donde se incluyen camiones y autobuses, entre otros.

Y es que, tal y como se estableció en 2019 a través del Pacto Verde Europeo y el programa Fit for 55, el objetivo es alcanzar la neutralidad climática en 2050 con un objetivo intermedio de reducción de emisiones del 55 % de cara a 2030. 

Por otro lado, con la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y el recién aprobado Real Decreto de Zonas de Bajas Emisiones, los municipios de más de 50.000 habitantes -y aquellos de más de 20.000 que no cumplan con los criterios de calidad del aire establecidos- van a tener que establecer Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Una medida que se aplicará en más de 150 municipios españoles y que afectará a más del 50% de la población. 

El objetivo de estas ZBE es mejorar la calidad del aire de los ciudadanos, los niveles de ruido y, con ello, nuestra salud y calidad de vida. Un objetivo que implica implantar muchas medidas, aunque quizás la más impopular sea restringir de forma progresiva el acceso a vehículos contaminantes a dichas áreas. Una medida que debe ir acompañada de una oferta accesible y asequible de vehículos 0 emisiones si queremos cumplir con lo que nos hemos comprometido.

Con estos retos por delante, si bien la industria europea no solo fábrica y vende en Europa, para permanecer en este mercado deberá adaptarse a las necesidades y a la regulación establecidas en cada país que, en nuestro caso, las marca Europa. De no hacerlo, existe la posibilidad de que empresas de otros países no europeos que están apostando tanto por la movilidad 0 emisiones, puedan coger una mayor cuota de mercado por el hecho de que en 13 años el desarrollo de las ZBE sea tan grande que el consumidor europeo solo pida este tipo de vehículos. Porque no debemos olvidar que el fin de un vehículo es poder movernos y quizá estos sean los que nos permitan hacerlo.

Es más, este reglamento establece que antes de 2025, las emisiones de CO2 contemplarán todo el ciclo de vida del vehículo. Así, aunque la metodología todavía no está definida, se prevé que esto de una ventaja a los vehículos fabricados a nivel local. Si tenemos en cuenta que en Europa el mix energético es más bajo en emisiones de CO2 que en otros países, esta ventaja podrá ser aún mayor.

Si algo es evidente es que con la situación económica actual y el reto de la digitalización y la automatización de la industria, las nuevas prioridades que se están marcando en la movilidad -donde con nuestros nuevos hábitos de consumo estamos dejando de priorizar el vehículo privado frente a la movilidad saludable, el transporte público, la movilidad compartida, y los nuevos modelos de negocio que están surgiendo y surgirán- hacen que el sector tenga que adaptarse, como ya han hecho o están haciendo otros. 

Pero también esta situación genera una gran oportunidad. De hecho, la Business and Sustainable Development Commission, identificó en el informe “SDG & Market Opportunities” a la movilidad como el sector que más oportunidad y valor de mercado podría generar con la integración de la sostenibilidad y su contribución al cumplimiento de los ODS.

Por todo ello, es fundamental identificar los retos y barreras, pero sobre todo ver las oportunidades que se nos presentan y actuar para aprovecharlas, porque eso será lo que marque la diferencia y garantice su sostenibilidad.