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Ulrike Kastens

Economist Europe para DWS

Al igual que la Reserva Federal de EE.UU., es probable que el Banco Central Europeo (BCE) realice otra importante subida de tipos de 75 puntos básicos en su próxima reunión del 27 de octubre de 2022. Esto situaría la tasa de depósito en el 1,50%, su nivel más alto desde enero de 2009. Sobre todo, es probable que la preocupación por las altas tasas de inflación que nos acompañarán también en 2023 y el riesgo de que las expectativas de inflación se desanclen, sea lo que impulse al BCE a dar este paso. Prevemos que en los próximos meses se producirán nuevas subidas de los tipos de interés, por lo que la tasa de depósito debería subir por encima de la tasa neutral estimada, en torno al 2%.  Por su parte, el mercado prevé actualmente un tipo de interés del 3% a partir del verano de 2023.

Esto plantea cada vez más la cuestión de cómo pretende el BCE gestionar su balance en los próximos meses, que ya ha alcanzado casi los nueve billones de euros. Hay que distinguir dos cuestiones. Por un lado, está la cartera de bonos del BCE, cuyo tamaño se mantiene sin cambios gracias a las continuas reinversiones. Sin embargo, a pesar de las presiones de algunos bancos centrales, es poco probable que se tome una decisión al respecto en la reunión de octubre, sobre todo teniendo en cuenta la volatilidad del mercado de bonos. En cambio, es probable que la reunión de octubre se centre en los depósitos de los bancos en el BCE. Mientras tanto, alrededor de 4.700 mil millones de euros se encuentran en la facilidad de depósito y generar intereses, lo que proporciona a los bancos unos ingresos por intereses de entre 30.000 y 40.000 millones de euros. Esperamos que el BCE pueda limitar esto ofreciendo condiciones menos generosas en las subastas a largo plazo, lo que podría llevar a un reembolso más rápido en estas subastas a medio plazo. Con todo, el enfoque de la política monetaria sigue siendo el aumento de los tipos de interés como instrumento de dirección más importante para la orientación de la política monetaria. El fin de la reinversión, por otra parte, es probable que se produzca con bastante cautela en 2023.