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Marcos Pizarro

Director General de Venus

Ya sabemos que 2020 marcará historia en muchos aspectos de la vida y que, en poco tiempo, los niños estudiarán en los colegios todo lo que durante este año ocurrió: el planeta entero afectado por una pandemia, una crisis sanitaria mundial y una crisis económica de la que parece que tardaremos mucho en levantar cabeza. Sin ninguna duda, la situación de marzo nos pilló a todos por sorpresa. De un día para otro, nuestros planes para el resto del año se esfumaron de un plumazo, tanto los personales como los profesionales pero, si algo ha demostrado el ser humano en este tiempo es que, sin duda, es capaz de adaptarse a absolutamente cualquier situación.

De este modo, muchos sectores y mercados han tenido que reinventarse para buscar la forma de sobrevivir a todo esto y poder salvar sus negocios. Una vez más, el sector de la moda no se queda atrás. 

Ahora bien, si la situación es incierta y complicada para todos, ¿cómo puede afrontarla un sector cuyas ventas se limitan únicamente a una parte del año? Precisamente esta es la difícil y complicada situación de la moda baño. Recientemente el INE publicaba unos datos realmente alarmantes en los que se confirmaba que, durante junio de 2020, la confección en prendas de vestir era de un 24% menos que el año anterior. La producción textil, en general, cae en un 9,9%.  Sin duda, resulta muy preocupante hablar de una de las mayores crisis que la industria textil ha experimentado en nuestro país.

Una cosa tenemos clara: la situación es complicada. Ahora, además, las firmas de moda, que prácticamente no han tenido beneficios durante su actividad en 2020, tienen que trabajar en sus próximas colecciones, ¿cómo lo afrontarán? ¿Cuáles son los siguientes pasos y sus estrategias? El invierno, para las firmas de bañadores, por ejemplo, se traduce en producción y ultimar detalles de su próxima colección y, al mismo tiempo, en diseño y búsqueda de tendencias para la siguiente. Porque sí, mientras los días de frío, los polvorones y hasta las fiestas navideñas se cuelan en nuestros hogares, hay quienes trabajan sin descanso preparando las prendas que luciremos cuando el sol y el calor lleguen de nuevo. Pero, ¿cómo va a ser este año? ¿Cómo se van a preparar colecciones cuando no sabemos, ni si quiera, si el próximo verano el turismo se podrá activar de nuevo? 

Llegados a este punto, las empresas han visto la necesidad de reinventarse de varias formas. Por un lado, ha sido necesario que la mayoría de ellas hayan tenido que hacer una reorganización de las mismsa, reestructurando desde departamentos hasta, lamentablemente, equipo humano, que en muchos casos se traduce en una reducción de personal. Por otro lado, algunas empresas han visto la necesidad de agruparse y unirse frente a esta situación, con el fin de buscar una fortaleza económica y, al mismo tiempo, de posicionamiento. No obstante, en cualquiera de estas opciones, recuperarse económicamente es el objetivo principal, sin lugar a dudas. ¿Qué nos queda entonces? 

Uno de los puntos a tener en cuenta de cara a afrontar el futuro más inmediato es ser conscientes de la evolución y cambio del consumidor final. El slow fashion cobra cada vez más protagonismo y apostar por cercanía y calidad en vez de cantidad se está convirtiendo en una de las opciones más demandadas. Este es otro de los puntos a tener en cuenta, desde el sector textil, a la hora de producir: hacer hincapié en la investigación de mercado y apostar, más que nunca, por un producto de calidad y con un mayor margen de beneficio, aunque se traduzca en menos cantidad de venta. Esto, además, se traduce en apostar por la producción de colecciones que resulten lo más eficientes posible. Y ya no tanto en reducción de producto, sino en buscar la mejora de rentabilidad de las mismas, sin olvidar, como hemos comentado, la calidad y el diseño con el fin de seguir haciendo marca y buscar el valor diferencial de cada firma. 

Por último, y para nada menos importante, no podemos dejar de apostar por el que, sin duda, será a partir de ahora, prácticamente, el canal de venta principal: el e-commerce. Para aquellas firmas de ropa en las que la tienda online tenía ya un gran peso, su trabajo será el de seguir reforzándolas para potenciarlas y, para aquellas que no lo estaban haciendo, esta debe convertirse en una de sus principales y más importantes apuestas. Esto, además, lo demuestra con datos el informe Global E-commerce 2020 de eMarketer, compañía de investigación de mercado basada en suscripción que proporciona información y tendencias relacionadas con el marketing digital, los medios y el comercio. Según este informe, España es uno de los 3 países, a nivel mundial, con mayor crecimiento del e-commerce en las ventas de retail con un crecimiento del 20% durante el último año. 

Se presentan tiempos difíciles pero, como siempre, desde el sector textil buscaremos la manera de reinventarnos y adaptarnos para sobrevivir.