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Álvaro Villa Miller

CEO de Grupo PITMA

La sociedad española en su totalidad, y todas las empresas de manera más específica, estamos viviendo un proceso de transformación a la altura de las revoluciones industriales de los dos últimos siglos. Un cambio del que nadie nos habló cuando estudiábamos en las facultades o escuelas de negocios hace tan solo unos años. Temas como la inteligencia artificial, el marketing digital o la ciberseguridad no se han asomado a las agendas de las empresas hasta hace poco, y son hoy algunos de los focos de atención de todo tipo de compañías, desde multinacionales a PYMEs.

Y empresas como las que aglutinamos en el grupo PITMA forman parte de ese cambio. Organizaciones líquidas y escalables, que se adaptan a la velocidad que exige el mercado, ágiles en su forma de hacer y creativas en la manera de pensar, que ofrecen todo tipo de servicios mediante soluciones útiles y prácticas. Empresas formadas por personas, profesionales hechos a sí mismos, y que han ido evolucionando un paso por delante de esos cambios. Empresas, en definitiva, preparadas para afrontar la transformación en todos los ámbitos.

Así, una de las principales misiones que tenemos las empresas en este momento es impulsar el desarrollo de toda la sociedad mediante servicios transformadores y que aporten valor a las entidades y organismos para los que trabajamos y, en consecuencia, a sus públicos, a las personas.

Si de algo nos podemos sentir orgullosos es de formar parte de esta evolución empresarial, y de hacerlo acompañados por un equipo de profesionales que ha creído en el proyecto y ha sabido adaptarse al cambio en tiempo récord: tecnología y personas son piezas fundamentales en nuestro modelo empresarial, y deberían estar en el centro de la estrategia de muchas otras empresas que no quieran perder el tren de la digitalización, entendida no como un fin, sino como el medio para seguir creciendo.

Poner el foco en la prosperidad social es, más que una idea, una realidad que, en el caso del grupo PITMA, llevamos a cabo desde nuestros inicios como empresa, a través del área de Seguridad que actualmente se gestiona desde las empresas ITM Global y Ralset.

Un caso práctico: nuestra propia historia

Repasando nuestra propia historia como empresa, podemos sentar las bases de cómo mantener esos dos pilares permite reinventarse sin demasiadas complicaciones: el origen de nuestro grupo empresarial se remonta al año 1994, en la ciudad cántabra de Torrelavega. Desde entonces, hemos avanzado hacia un modelo de negocio diversificado y de alcance internacional, con la seguridad como elemento transversal a todas nuestras actividades. ITM Global es la primera empresa del actual PITMA en ver la luz, y nace a partir de las oportunidades que las nuevas tecnologías brindan al bienestar de las personas.

Desde su primer día de actividad como instaladores de sistemas de seguridad, la prevención de riesgos y la protección de las personas ante cualquier amenaza han sido cuestiones centrales a la hora de afrontar cualquier proyecto. Sin embargo, desde aquella primera instalación hasta nuestros días, todo ha cambiado. Ni la tecnología es la misma, ni las amenazas son iguales, ni la normativa permanece intacta. Por el camino nos ha tocado entender, aprender y adaptarnos a esas nuevas realidades, configurando un equipo mucho más profesional con altas capacidades tecnológicas, que no solo conozcan el mercado en el que opera la empresa, sino que entienda las necesidades concretas de cada uno de nuestros clientes.

Así, llegamos a la primera mitad del año 2022 con la capacidad de afrontar prácticamente cualquier necesidad que empresas de todos los tamaños puedan tener en materia de seguridad: actualizando instalaciones que no se adaptan a las necesidades de hoy, diseñando los protocolos del futuro e integrando diferentes soluciones para que el cliente encuentre con nosotros altos niveles de optimización y rentabilidad.

En otras palabras, cuestiones como la robótica, el IoT o el big data aplicadas al mundo de la seguridad son habituales en el día a día de los equipos que integran ITM Global. Capacitar al personal empleado e incorporar nuevos profesionales con formación específica en las tendencias que demanda el sector han sido clave para alcanzar el objetivo. 

Las personas, en el centro de un nuevo modelo laboral

Y aquí es donde entra en juego otro de los retos que tenemos las empresas actuales: adaptarnos al nuevo horizonte laboral. Atrás ha quedado la idea simplista de poner en contacto oferta y demanda, de plantear un único modelo de trabajo en la empresa, o de que ésta tome una posición dominante sobre los empleados.

Adelantarse a las necesidades del mercado, poner a las personas en el centro de cada movimiento y establecer una relación bilateral más allá de lo puramente contractual está en la manera de pensar, ser y actuar de cualquier empresa que quiera formar parte del cambio. Cualquier proyecto, por minúsculo que parezca, necesita de talento humano para tener éxito. Y en eso llevamos trabajando estos últimos años, en potenciarlo, encontrarlo, incorporarlo y ponerlo en valor en todos y cada uno de los procesos de la compañía. Son las personas las que tienen el poder de hacer evolucionar a las empresas, y no al revés.

Cambios normativos como la última reforma laboral así nos lo hacen ver, y nacen para transformar el sistema productivo e impulsar la recuperación socioeconómica de nuestro entorno. El objetivo es perfecto, pero ha pillado de sorpresa a muchas empresas que, por la inercia de años “haciéndolo todo igual”, no han logrado adaptarse a un modelo laboral que apuesta por esa relación de confianza entre empleado y empleador.

Empresas como Nexian, que forma parte del grupo PITMA y lidera procesos de transformación en materia de recursos humanos, se convierten así en socios clave para ayudar a otras entidades a adaptarse a la nueva realidad. Operar en ese entorno a través de Nexian nos ha ayudado todos estos años, como grupo empresarial, a entender la evolución de la sociedad también en materia laboral. En otras palabras, no hemos llegado, sino que ya estábamos ahí antes del cambio.

Nos encontramos ante un importante reto, que es la suma de varios: asegurar la continuidad de los negocios, garantizar el cumplimiento normativo, cuidar la la salud financiera de las empresas, y promover un ambiente laboral óptimo para todas las partes, entre otros. Otro tren que hay que coger si queremos construir un futuro sostenible, inclusivo y participativo. Futuro para todos.

En resumen, vivimos un momento ilusionante, lleno de desafíos, y podemos formar parte de toda una revolución. Si tenemos a nuestro alcance los medios, y nos rodeamos de las personas adecuadas, conseguiremos alcanzar los objetivos propuestos a corto, medio y largo plazo, y no estar solos en el camino. Las empresas tenemos que actuar, no podemos mantenernos impasibles ante lo que sucede. Es tiempo de hacer historia.