Álvaro Caballero

Alex Caballero

CEO de Finanfox, consultor especializado en planificación financiera para personas y empresas

2021 se plantea como un año esperanzador a nivel económico, puesto que se espera que las vacunaciones masivas que han comenzado a finales de 2020 empiecen a dar sus frutos y nos ayude a ver la luz al final del túnel.

Pero eso no implica que la economía se recupere a la misma velocidad con la que se frenó en 2020. Es decir, que todavía queda un tiempo de contracción de la economía y habrá que apretarse el cinturón.

En estas circunstancias es muy importante gestionar de forma eficiente los beneficios que generen las empresas para sacarles el máximo partido a la vez que sirven de balón de oxígeno en momentos puntuales de menos ventas.

Y para ello, es fundamental contar con un plan financiero empresarial.

Un plan financiero es un presupuesto que te sirve como guía para poder conseguir los objetivos propuestos en tu plan estratégico, es decir, ayuda a plantear los posibles escenarios que pueden darse y cómo organizar la empresa para conseguir sus objetivos a corto, medio y largo plazo.

En este 2021 lleno de incertidumbre, la recomendación sería planificar también los ahorros en las empresas. Ahora más que nunca contar con una planificación empresarial no va a ser una opción, sino una necesidad.

El primer paso será analizar la situación del negocio y conocer bien cuál es tu punto de partida. Y por supuesto, después de este primer diagnóstico, la recomendación sería fijar objetivos empresariales.

Planificación financiera, la mejor aliada para empresas

A la hora de la planificación financiera de los negocios lo recomendable es fijar los objetivos empresariales de forma mensual, trimestral y anual, e ir analizando si se van cumpliendo con los plazos establecidos. Pero será necesario también establecer en las empresas objetivos a corto plazo (aquellos objetivos del negocio que hay que conseguir antes de un año), medio plazo (entre 2 y 5 años) y largo plazo (objetivos a más de 5 años vista). 

Pero sin estrategia financiera, va a ser complicado conseguir estos objetivos. Por tanto, es muy importante definir también la estrategia financiera para el negocio.
En este caso, podemos apostar por diferentes vías, dependiendo del tipo de objetivo y plazo marcado.

Por ejemplo, los fondos de emergencia para imprevistos es una muy buena opción para hacer frente a desembolsos no planeados, como puede ser una compra de nueva maquinaria, indemnizar a un trabajador por su despido o pagar una multa de Hacienda.
Lo recomendable es que el dinero que haya en ese fondo de reserva sea, al menos, el equivalente a 6 meses de ingresos del negocio. El motivo es que, si al negocio le sobreviene un gran imprevisto, pueda seguir operando con la misma estructura y gastos sin poner en peligro la viabilidad de la empresa a corto plazo.

Es imprescindible que este fondo de emergencia esté disponible en cualquier momento y no se encuentre invertido en ningún instrumento financiero. 

A corto plazo tiene que primar la liquidez sobre la rentabilidad. El dinero que necesita la empresa para sus objetivos a un año vista debe estar disponible, como mucho, en 48 horas. E intentar que el dinero obtenga algo de rentabilidad, pero sin ser el objetivo principal.

Para ello, existen cuentas de ahorro o depósitos que pueden dar algo de rentabilidad mientras no se utilice ese dinero, pero que tienen disponibilidad inmediata.

Muy importante evitar endeudamientos a corto plazo que pueda hacer peligrar la viabilidad a corto plazo de la empresa. Si hay que tirar de este tipo de endeudamiento, optar por líneas de crédito en vez de préstamos será una mejor opción, que penalizarán menos a nivel financiero.

En cuanto a estrategias a medio plazo, pueden ser más flexibles, puesto que es un plazo intermedio donde todo va a depender de cuántos años queden para los objetivos.

Lo importante es inclinar la balanza hacia la liquidez para los objetivos que estén más próximos al corto plazo y buscar más rentabilidad para aquellos que se alejen más en el tiempo.

Y para finalizar, la estrategia a largo plazo, aunque se pueda pensar lo contrario, es la parte más importante de la estrategia. La que va a marcar el destino de la empresa.

Aquí se prima la máxima rentabilidad a nivel financiero, dejando de lado la liquidez, puesto que el dinero que se utilice para cubrir estos objetivos financieros se va a ir generando durante el corto y el medio plazo.

Por tanto, la recomendación para planear los ahorros en este año tan incierto y difícil para muchos negocios, será realizar una buena estrategia financiera basada en los puntos comentados, y sobre todo, revisarla también cada cierto tiempo para comprobar su efectividad. Este plan financiero será la mejor herramienta a la hora de tomar decisiones de negocio en un entorno tan cambiante como el que nos encontramos actualmente.