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Kathrin Löhken

Economista DWS

En vista de los cambios en la cúpula del Banco Central japonés (BoJ), el potencial de sorpresas en la reunión de este viernes del banco central era sin duda mayor de lo habitual. Pero el nuevo gobernador, Kazuo Ueda, también se centra en la estabilidad. Así, el Banco Central de Japón mantiene su anterior política ultraexpansiva de abril, a pesar de las tasas de inflación récord y los indicios de un mayor impulso salarial. Esto provoca también que el controvertido control de la curva de rendimientos se mantiene sin cambios.

No obstante, no todo sigue igual. El mero hecho de que el banco central haya publicado su decisión con un retraso considerable ya indica que se está produciendo un intenso debate interno. Además, el BoJ emprenderá una amplia reevaluación de su política monetaria, aunque tardará entre un año y un año y medio en hacerlo. Se hizo hincapié de forma explícita en este largo plazo para disipar de inmediato las expectativas de que esta revisión apunte a un rápido giro de la política monetaria.

Sin embargo, en términos generales, parece haber aumentado su confianza en que la inflación se integrará permanentemente en la economía, acompañada de un mayor crecimiento salarial, lo que abre la puerta a futuros ajustes -graduales- de la política monetaria en Japón. Mantenemos nuestra previsión de que es probable que estos ajustes comiencen con una mayor flexibilización en el control de la curva de rendimientos.