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Montserrat Gallego

Presidenta de Triángulo de la Moda

Los dos últimos años han sido un verdadero reto para todos los sectores. 2020, marcado por la paralización de la actividad económica en todo el mundo, fue el año de la supervivencia. Un año en el que lamentablemente muchas empresas quedaron en el camino, sin poder revertir la situación tan complicada del imborrable 2020.

2021, que llega a su fin en los próximos días, será recordado como una prolongación del 2020 pero con algo más de luz. La progresiva vuelta a la normalidad (que todavía no ha llegado), ha dado un respiro a multitud de negocios. La rueda volvía a girar, con la llegada de las ayudas públicas y con el esfuerzo de muchas personas que hemos conseguido, como hemos podido, campear el temporal y, lo más importante, no parar.

La duda que plantea ahora la cabeza de todos es, ¿será el 2022 el año de la recuperación? Las Administraciones Públicas comienzas a recibir y distribuir ayudas económicas, la campaña de vacunación parece haber establecido cierta normalidad, frenando la expansión masiva del virus. Sin embargo, ¿será el año en el que recuperemos la normalidad? En el caso del sector de la moda, la vuelta a la normalidad en la vida social es clave y, para ello, es necesario tener seguridad sanitaria.

Los tres últimos meses de 2021 (a la espera de los datos de diciembre) según los datos del barómetro de Acotex son esperanzadores. Septiembre, octubre y noviembre fueron meses en los que se incrementaron las ventas respecto a 2020, teniendo en cuenta que el año pasado los datos fueron bastante negativos. No obstante, esta tendencia al alza continuada en el tiempo nos hace ser positivos de cara a los próximos meses.

En estos cerca de dos años que han pasado desde que comenzó la pandemia, creo que el sector de la moda ha extraído dos importantes lecciones: por un lado, la necesidad de contar con una industria sólida, recuperando las fábricas y los productores nacionales, para evitar una dependencia absoluta de los proveedores extranjeros; por otro lado, que todas las empresas debemos acelerar nuestro proceso de digitalización. La venta online ha sido la salvación para muchos negocios y es imprescindible que tengamos la capacidad logística para atender todas las peticiones que nos llegan por esta vía. Con esto no digo que las tiendas físicas vayan a desparecer, pero la omnicanalidad en los procesos de venta va a ser cada vez más habitual. De hecho, hoy en día son muchas las personas que van a la tienda a ver las prendas, a probárselas para después hacer la compra online. O las que compran primero online para después recoger el pedido en tienda, probárselo y decidir en ese momento si lo compran o lo cambian.

La pandemia ha cambiado multitud de cosas de nuestra vida diaria. La duda que nos surge a todos es si volveremos a cambiar una vez hayamos vuelto a la normalidad completa. Todo ello repercutirá, sin duda, a sectores como el de la moda. Si 2022 será el año de la recuperación, es una pregunta a la que desafortunadamente no tenemos respuesta. Lo que sí está claro es que debemos tener la capacidad y la actitud de hacer frente a lo que está por venir y para ello, es fundamental contar con sector consolidado, digitalizado y con peso en nuestro país.