CEAPI y SEGIB destacan el papel clave del sector empresarial en la reconstrucción de Iberoamérica tras el COVID-19

El informe conjunto “El papel del sector privado en tiempos de pandemia: ideas para el debate” destaca que la salida de la crisis solo será posible con el consenso de todos los actores sociales.

Actualidad | Empresa | España | Redacción | 27 de julio de 2020

Rebeca Grunspan

La Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI) han dado a conocer el informe “El papel del sector privado en tiempos de Pandemia: Ideas para el debate”, que aspira a convertirse en un aporte para la discusión sobre el rol que debe cumplir el sector privado iberoamericano en la superación de la crisis económica y social que golpea a la región a causa del COVID-19 (la Cepal calcula que la pandemia dejará 44 millones más de pobres). 

Rebeca Grynspan, secretaria general de la SEGIB, quiso poner de manifiesto las “grandes oportunidades de inversión que existen entre España y Latinoamérica, en ambas direcciones”, añadiendo que para ella “el siglo XXI está empezando ahora, entramos en una nueva época, en la que se hace necesaria la colaboración público-privada”.

Núria Vilanova, presidenta de CEAPI, afirmó que “de esta crisis no podremos salir si no se crea un clima de confianza entre los gobiernos y las empresas. La esencia del empresario es creer y crear. Necesitan confiar en las políticas de sus países y sus gobiernos para seguir invirtiendo a pesar de la pandemia. El acuerdo para la recuperación para Europa es una buena noticia para España, el mayor inversor europeo en América Latina y el segundo mundial, y para América, ya el cuarto inversor en España. Más Europa es también más Iberoamérica”.

La idea central que sostiene el documento, elaborado por ambas entidades, es que, dado el fuerte impacto económico-social que está teniendo y va a tener la pandemia sobre los países de Iberoamérica, la futura reconstrucción debe sostenerse en la mutua confianza y el consenso entre todos los actores sociales. Tiene que apoyarse en un nuevo pacto social en el que los empresarios están llamados a tener un papel crucial que cumplir, ya que “los costos de esta crisis deben compartirse, y no recaer excesivamente en ningún sector. Se debe generar diálogo y confianza para enfrentarla…Las empresas deben apoyar a sus trabajadores en esta coyuntura, puesto que el capital humano en un activo clave. La educación y la formación para el trabajo son fundamentales para reconvertir a las personas ante la nueva realidad tecnológica. La colaboración público-privada es crucial en este aspecto”.  

Esta reconstrucción post-Covid19 no significa regresar al punto de partida (a 2019) sino conseguir que emerja la Iberoamérica del siglo XXI. Una Iberoamérica mejor: más innovadora, productiva y competitiva; más sostenible social y medioambientalmente; con instituciones más transparentes, eficaces y eficientes y con la mira puesta en mejorar el capital humano (educación) y físico (infraestructuras y logística). Esta apuesta estratégica supone un esfuerzo solidario y coordinado entre los empresarios y los gobiernos, dejando a un lado estériles polémicas sobre si priorizar lo público o lo privado. Es la hora de impulsar iniciativas de corte público-privado que incluyan al resto de la sociedad civil y que cuenten con el respaldo financiero de la comunidad internacional. 

En la actual situación de emergencia económica y social, los empresarios iberoamericanos se convierten en parte de la solución en el corto e inmediato plazo y se perfilan como actores clave en el mediano y largo. Durante la pandemia por “su apoyo al resto de la sociedad civil y a los gobiernos a través de sus empresas, donando bienes y servicios, y en algunos casos, poniendo sus aparatos productivos a disposición del Estado para producir materiales y equipos sanitarios, han contribuido en el combate contra la pandemia”. Y en la post-pandemia manteniendo “la solidaridad e impulsando y liderando la contribución pública-privada para enfrentar una coyuntura desfavorable como la actual. La post-pandemia presentará grandes desafíos, y las firmas deberán ser flexibles y adaptarse a nuevas realidades en mercados y formas de producción”.

La pandemia ha acelerado la gravedad de los problemas estructurales preexistentes de la región. De hecho, una de las lecciones que deja la actual crisis es que Iberoamérica está obligada a reinventarse si no desea quedar aislada y en la periferia del desarrollo. En ese proceso de engancharse al tren de la revolución tecnológica, los empresarios iberoamericanos están llamados a cumplir un papel decisivo. 

El paper sostiene que “nunca fue tan trascendental la contribución pública-privada para enfrentar una coyuntura desfavorable como la actual. Esto exigirá repensar un nuevo contrato social, puesto que los niveles de desempleo y pobreza que dejará el COVID-19 serán considerables. Se necesitarán fórmulas más flexibles para incorporar a la economía el enorme colectivo de economía informal, antaño cómodo colchón para luchar contra el desempleo, que hoy ha demostrado ser un importante lastre, porque es difícil vehicular ayudas a empleados que no existen y empresas que no existen. También son tiempos de apostar por la innovación, nuevas tecnologías y formación de trabajadores para incrementar la productividad”.    

El sector empresarial no puede ni debe quedar al margen de la construcción de esa nueva Iberoamérica y de ese nuevo contrato social. Sobre todo porque “el liderazgo es uno de los atributos más importantes de los empresarios, quienes están acostumbrados a operar sus negocios en entornos complejos y cambiantes, sin embargo, este mismo liderazgo debe estar a la altura de un nuevo reto: ser actores fundamentales de una nueva arquitectura social (por ese motivo) el papel del sector privado debe evolucionar, y aunque debe preservar su rol fundamental de ofrecer bienes y servicios demandados por la sociedad, crear empleos, y generar valor para sus accionistas, ahora también deben asumir un rol proactivo en la reconstrucción de Iberoamérica en la post-pandemia, y ser parte de un nuevo contrato social”. 

Los empresarios iberoamericanos, optimistas por naturaleza, han aprendido que juntos pueden hacer más y mejores cosas. Por eso, “esta crisis debe traducirse en alianzas y sinergias, para potenciar el espacio que nos une. El sector empresarial ha mostrado liderazgo y solidaridad durante la pandemia, adaptándose rápidamente y ayudando a gobiernos y a ciudadanos a través de donaciones, y en algunos casos, reconvirtiendo sus aparatos productivos y servicios para apoyar las medidas para combatir la pandemia”. 

En la postpandemia los retos serán otros. Solo desde una sociedad con sus actores unidos y coordinados podrán impulsarse los cambios y reformas estructurales. El reto pasa por conquistar el futuro y  no quedar al margen de los cambios tecnológicos (la digitalización y la automatización) vinculados a la IV Revolución Industrial: “Los empresarios están llamados a trabajar en la construcción de la confianza y probablemente será diferente en cada país, pero es crucial llevarlo a cabo”. 

“El sector privado debe acercarse al resto de la sociedad civil de una forma comprometida y a la vez mantener buenas relaciones con los gobiernos. Son tiempos de reinventarse, el futuro va a ser muy diferente a lo que anticipábamos apenas hace unos meses. Iberoamérica debe buscar su puesto en el escenario mundial puesto que, a raíz de esta pandemia, muchas empresas repensarán sus estrategias, van a diversificarse y puede ser una gran oportunidad para captar inversión extranjera directa (IED).  La pandemia ha acelerado el cambio hacia la digitalización y la utilización de nuevas tecnologías para ser más eficientes y productivos. Es tiempo de transformación tecnológica para las empresas y esto evidentemente afectará a la mano de obra no cualificada. Se debe apostar por el capital humano y esta crisis lo reafirma”.  

Finalmente, la región debe permanecer unida al interior, más integrada con el contexto mundial y apoyada externamente ya que “la comunidad internacional debe apoyar a Iberoamérica, especialmente a los países de ingresos medios de América Latina que no cuentan con el financiamiento suficiente para mantener a flote a Mipymes y familias, claves en la lucha contra la pobreza, y para la recuperación post-pandemia”.

 

Para la elaboración de este documento se han realizado diferentes encuentros y entrevistas en los que han participado algunos de los empresarios de la región.

EMPRESARIOS FIRMANTES INFORME  «El papel del sector privado en tiempos de pandemia»

•    Astrid Álvarez Hernández, expresidente Grupo Energía Bogotá (Colombia)
•    Maria José Álvarez Mezquíriz, presidenta Grupo EULEN (España)
•    Andrés Arizkorreta, presidente CAF – Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (España)
•    Alejandro Aznar Sáinz, presidente Ibaizabal Management Services (España)
•    Felipe Bayón, presidente Ecopetrol (Colombia)
•    Pablo Bedoya Sáenz, presidente BNB – Banco Nacional de Bolivia (Bolivia) 
•    Roque Benavides, presidente Compañía de Minas Buenaventura (Perú)
•    Ana Botella Serrano, presidenta Fundación Integra (España)
•    Antonio Brufau, presidente REPSOL (España)
•    Juan Luis Cebrián, presidente de honor de El País (España)
•    Manuel Contreras Caro, CEO Grupo AZVI (España)
•    Beatriz Corredor, presidenta Red Eléctrica de España (España)
•    Gustavo D´Alessandro, director general FINVEST (Argentina)
•    Diego De La Torre, presidente del Directorio La Viga (Perú)
•    John de Zulueta, presidente Círculo de Empresarios (España)
•    Gina Diez Barroso, presidenta y CEO Grupo Diarq (México)
•    Valentín Diez Morodo, presidente COMCE (México)
•    Orlando Dovat, presidente Zonamérica (Uruguay)
•    Álvaro Fernández Garza, director Grupo Alfa (México)
•    Mónica Flores Barragán, presidente Manpower Group Latinoamérica (México)
•    Jaime Luis Fonalledas, Executive Vice-President Empresas Fonalledas (Puerto Rico)
•    Juan Ignacio Garza Herrera, director General Gupo Xignux (México)
•    Omar González Pardo, presidente Junta Directiva Coquecol (Colombia)
•    Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana SEGIB (España)
•    Dionisio Gutiérrez, presidente Fundación Libertad y Desarrollo (Guatemala)
•    Eduardo Hochschild, presidente Ejecutivo Hochschild Mining (Perú)
•    Antonio Huertas Mejías, presidente MAPFRE (España)
•    Enrique V. Iglesias, presidente de honor CEAPI (España)
•    César Augusto Lacayo, presidente Grupo CALSA (Nicaragua)
•    Jean Paul Luksic, presidente del Directorio Antofagasta Minerals (Chile)
•    Manuel Manrique, presidente SACYR (España)
•    Abel Matutes Juan, presidente Palladium Hotel Group (España)
•    Ramón Mendiola, CEO FIFCO – Florida Ice & Cream Farm (Costa Rica)
•    Lorenzo Mendoza Giménez, presidente Empresas Polar (Venezuela)
•    Juan Carlos Mora Uribe, presidente Bancolombia (Colombia)
•    Stanley Motta Cunninghan, presidente COPA Holdings (Panamá)
•    Esteban Morabito, presidente de Maahsa (Paraguay)
•    Isabel Maria Noboa Pontón De Loor, presidenta Consorcio NOBIS (Ecuador) 
•    Josep Oliu Creus, presidente Banco Sabadell (España)
•    Josep Piqué Camps, presidente Fundación Iberoamericana Empresarial (España)
•    Frank Rainieri, president & CEO Grupo Punta Cana (República Dominicana)
•    Alfredo Pablo Roemmers, director Laboratorios Roemmers (Argentina)
•    Gonzalo Said, director Embotelladora Andina (Chile)
•    Daniel Servitje Montull, director General y presidente del Consejo Bimbo (México)
•    Juan Miguel Sucunza, presidente Confederación de Empresarios Navarros CEN (España)
•    Javier Targhetta, consejero delegado Atlantic Copper (España)
•    Javier Tebas, presidente LaLiga (España)
•    Blanca Treviño, presidenta y CEO Softtek (México)
•    Bernardo Vargas Gibsone, presidente ISA- Interconexión Eléctrica (Colombia)
•    Felipe A. Vicini, presidente Ejecutivo Inicia (República Dominicana)
•    Núria Vilanova, presidenta CEAPI (España)