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Josep Piqué es uno de los líderes más destacados y polifacéticos de nuestro país, tanto en el ámbito empresarial y directivo como en el político, académico e intelectual. Un hombre de Estado profundamente comprometido con la sociedad de su tiempo. Empresario con mentalidad estratégica y profundo conocimiento multisectorial, y alto directivo involucrado plenamente en la gestión ejecutiva de grandes empresas. Por su experiencia en política exterior e internacionalización, es un reputado experto en asuntos internacionales, sobre todo relacionados con la geopolítica y la geoeconomía. En el ámbito público, ha sido ministro de Industria y Energía, ministro Portavoz del Gobierno, ministro de Asuntos Exteriores y ministro de Ciencia y Tecnología, en diversos Gobiernos de España entre 1996 y 2003.

En un mundo donde las noticias falsas vuelan de un lado para otro ¿qué tipo de estrategias cree que son las más adecuadas desde el punto de vista empresarial?

Lo primero es realizar un plan de acción para contrarrestar las posibles fake news o ataques contra la reputación de la compañía, contar de antemano con un plan que se pueda ejecutar con cierta flexibilidad para adaptarse a la naturaleza del ataque. Aquí cabría diferenciar precisamente entre un ciberataque, que siempre es complejo y requiere de mecanismos para primero detectarlo y contrarrestarlo, y que requiere de alianzas con otras empresas para ello, y luego los ataques que consistes en la difusión de malas noticias fundamentalmente a través de las redes sociales. Esto solo podrá ser contrarrestado con una acción que sea proporcional a la magnitud del ataque. 

El elemento clave y fundamental es que las empresas no improvisen y que sepan evaluar de forma efectiva el ataque y su magnitud, para saber responder en consonancia.

La posición del CEO ha pasado de ser un estratega dentro del mundo empresarial a ser la cara visible de una empresa ¿en qué aspecto debe centrarse el CEO principalmente en materia de comunicación?

Lo primero que tiene que hacer un CEO es asumir que la comunicación externa e interna es fundamental para la compañía, en una coyuntura actual en los que hay una doble presión. Por una parte, la presión social y desde el punto de vista de la demanda, en la que los clientes van a ser cada vez más exigentes de lo que ya eran a la hora de calibrar a quien le van a comprar los productos y si cumplen con los criterios ESG, los relacionados con el medioambiente, sociales, la sostenibilidad del proyecto a largo plazo, así como de sus mecanismos de gobernanza. Pero eso ahora esa misma exigencia ya no es solo de los clientes, sino que se ha trasladado a los inversores que están canalizando sus recursos cada vez más a aquellas empresas que son respetuosas con determinados requerimientos desde el punto de vista social, medioambiental, de diversidad interna…

Estamos hablando de algo que se ha convertido en absolutamente estratégico porque no solo hay que comunicar lo que se hace para que compren tu producto o acepten tus servicios, sino que hay que hacerlo a través de hechos concretos que muestren que efectivamente tienes ese compromiso, y en eso el CEO es un personaje fundamental y debe tener una sensibilidad especial a la hora no solo de dirigir la estrategia de su empresa, sino de comunicarlo a sus stakeholders y a los consumidores de sus productos o servicios.

El reto se deriva en el desplazamiento del centro de gravedad del planeta que se ha ido al Indo-Pacífico (…) es indispensable que realicemos una proyección hacia el continente asiático.

El enfoque general en este aspecto es tender a comunicar temas en materia de sostenibilidad empresarial y expansión internacional ¿hacia dónde cree que debe dirigirse la comunicación de las empresas españolas actualmente? ¿Una deriva más asiática, latinoamericana?

Las empresas españolas han demostrado una gran capacidad de internacionalización dentro la propia Europa y eso tiene que seguir siendo así mientras estemos en la UE y en el mercado único ya que es nuestro mercado natural al que se dirigen dos terceras partes de nuestras exportaciones. Evidentemente también hemos tenido una fuerte proyección al continente americano, no solo américa latina, sino EE. UU, pero ahora el reto se deriva en el desplazamiento del centro de gravedad del planeta que se ha ido al Indo-Pacífico, al continente asiático, y ahí la presencia de empresas españolas es aún muy modesta y limitada porque no es fácil entrar en esos mercados.

Inevitablemente si queremos estar ahí donde se va a concentrar el dinamismo del crecimiento económico de los próximos años, es indispensable que realicemos una proyección hacia el continente asiático.

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Desde su experiencia como exministro de Industria, ¿cómo ve el futuro de la transición energética en el panorama español? Y más todavía desde el punto de vista energético con el problema de la electricidad actual

España siempre ha tenido un problema que es la dependencia muy elevada de recursos externos de dependencia exterior porque hemos descansado nuestra producción de energía en combustibles fósiles de los que no disponemos: ni tenemos gas, ni petróleo, lo cual supone una serie de limitaciones que se ven muy afectadas por las circunstancias geopolíticas como acabamos de ver con los gaseoductos de Argelia, aunque eso se aplica igual para los gaseoductos que provienen de Rusia para lo que es el continente europeo. 

Evidentemente después de la decisión, política, de la moratoria nuclear, no tenemos más alternativa que seguir desarrollando las energías renovables para ser mínimamente autosuficientes, más allá de las posibilidades que la tecnología pueda ofrecer en el futuro por ejemplo en el campo de la fusión nuclear. Las renovables tuvieron un serio problema de coste, aunque han superado esa barrera, pero siguen sin poder garantizar la estabilidad completa del suministro y siempre tenemos que tener una potencia instalada extra para responder a los picos de demanda. 

Los grandes retos son precisamente la dependencia exterior y desarrollar las renovables en el sentido de avanzar en todo lo que es almacenamiento de esa energía.

La exigencia de los criterios ESG ya no es solo de los clientes, sino de los inversores

Y en tema de internacionalización, ¿qué papel cree que va a jugar España en el marco de la comunicación internacional? ¿Considera que somos un agente relevante en la actualidad o estamos dentro del marco de la UE y nos hemos diluido?

El futuro de España está en Europa, no me cabe la menor duda. El fracaso del proyecto político de Europa sería un auténtico desastre para España. Pero eso no significa que no podamos tener una voz propia porque si bien ya no somos una potencia global, somos un país con proyección global. 

Eso supone estar presente en todos los ámbitos de la comunicación y proyección histórica que nos da nuestra lengua e historia con el continente americano, lo cual debe reforzarse, pero es vital que Asia esté en nuestra mira. 

Hace 20 años el Ministerio de Asuntos Exteriores español puso en marcha un plan para Asia que no solo debe seguir, sino que debe intensificarse, porque si queremos que se nos conozca en el mundo tenemos que transmitir nuestra proyección allí donde el mundo está evolucionando más rápidamente.